Mar Nummus Dinópolis
Hace 150 millones de años, la Sierra de Albarracín estaba cubierta por el Mar de Tethys, precursor del actual Mediterráneo. En este centro contemplarás una variada muestra de fósiles de los seres que vivieron en este inmenso mar: cocodrilos, esponjas, ammonites… También aprenderás cómo se forma un fósil, la herramienta que sirve a los paleontólogos para estudiar cómo fue la vida hace millones de años. Y podrás ver, además, un ejemplar del mayor depredador conocido, el impresionante Liopleurodon. Un gigantesco reptil que vivió en los mares jurásicos.
El satélite de Dinópolis en Albarracín se inauguró el 1 de julio de 2008 y se incorpora en un recorrido turolense denominado Dinópolis-Ruta Jurásica, y aborda la extraordinaria diversidad de fósiles invertebrados jurásicos marinos encontrados en estos lares. Testigos habituales de la presencia del mar en esta comarca son las rocas calcáreas que bordean el río Guadalaviar y las carreteras que lo acompañan. En particular, contienen abundantes fósiles de equinodermos, braquiópodos, lamelibranquios, gasterópodos, esponjas; siendo muy relevantes los ammonites. Destacando entre ellos, la singular denominación de origen Albarracinites albarraciniensis. Todos ellos corresponden a fósiles de ambientes marinos de escasa profundidad. En cualquier caso, se debe indicarse que en toda la serranía de Albarracín son muy populares estos fósiles invertebrados marinos.
Si bien la mayoría de los fósiles registrados en esta Sierra son invertebrados marinos, también se han encontrado algunos restos de vertebrados -tanto marinos como continentales-. Entre ellos, destacan diversos tipos de peces; así como, parte del cráneo de un cocodrilo marino encontrado en Griegos y otros reptiles marinos en Royuela. De hecho, la reconstrucción de un gran reptil marino depredador – Liopleurodon- preside la imagen exterior del edificio o sede de Albarracín. Entre los vertebrados continentales, existentes aunque escasamente explotados, se han identificado restos de dinosaurios en Jabaloyas, Rubiales o Veguillas de la Sierra.
Finalmente, el satélite de Albarracín presenta de forma sucinta y didáctica las peculiaridades de los procesos de fosilización; y, en particular, algunas claves de cómo los caparazones de invertebrados marinos de hace más de 150 millones de años derivaron en fósiles. Siglos atrás, estos fósiles fueron considerados caprichos de la naturaleza o piedras figuradas no asociadas a restos de organismos o de su actividad. En última instancia, se plantean conceptos y principios de la llamada tafonomía (o las leyes del enterramiento); esto es, el sistema metodológico que descifra cómo se forman los fósiles y los yacimientos paleontológicos y cómo se modifican con el paso del tiempo.
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